14 febrero 2006

El mimo

Aquel peatón anónimo dió un respingo y se alejó apresuradamente con la cara desencajada. Entonces el mimo se percató de mi presencia y cambió su postura para mí. Me quedé parado delante, casi tan inmóvil como él. Había algo debajo de la pintura que me resultaba familiar, algo en su cara, algo... Dí un paso atrás al comprobar que era mi rostro lo que estaba viendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Eso lo has soñado!, ¡fijo que sí!